Por Brenda Morales y Paola de la Barreda

Este año sonaron las campanas, pero no las de la Navidad y los villancicos, sino las que solían tocarse en la antigüedad para avisar al pueblo de una tormenta, de un incendio, de la muerte de una persona o simplemente para el toque del Ánge- lus, anunciar la misa próxima o la procesión de los fieles de una iglesia.

En el 2020, todos oímos las campanas. Vaya que sí. Junto con la pandemia se incendiaron muchas viejas creencias y si bien es cierto que hoy tenemos la certeza de que la raza humana sigue siendo totalmente vulnerable a cualquier enfermedad desconocida, también lo es que posee la extraordinaria  habilidad de transformarse para sobrevivir a este tipo de desafíos inesperados.

La manera de trabajar fue uno de esos grandes cambios. En PRP, por poner un ejemplo, ya gozábamos de la prestación de hacer home office un día a la semana y, hasta donde recordamos, no había una sola queja de sentirse sobresaturado por trabajar más horas desde casa. Al contrario, se le encontraban todos los beneficios derivados de no tener que recorrer grandes (o pequeñas) distancias en una ciudad con las dificultades de movilidad como la nuestra.

Hoy, después de nueve meses con este esquema de trabajo, descubrimos que, pasado el periodo de ajuste para migrar todas las actividades presenciales a otros formatos a distancia o controlar la interferencia en la relación laboral-familiar o simplemente acondicionar un lugar y poner horarios de trabajo, pasamos con excelencia esta prueba y podemos estar orgullosos de haber mantenido el sentido de equipo y la calidad de nuestro trabajo.

Como resultado de ello, vimos con gran alegría que nuestra encuesta de fin de año reflejó que el 99% de nuestros clientes están satisfechos por el trabajo de este año. Y que, a pesar de que fue especialmente retador para muchas industrias, logramos cubrir y superar sus expectativas y las metas establecidas. También, viéndonos hacia dentro, hemos logrado que a pesar de la distancia, los equipos se sientan cercanos y con el mismo nivel de compromiso; y, por último, y por lo cual repicaron las campañas, todos estamos sanos y salvos.

¿Cómo no dar gracias en este número especial de fin de año por este breve recuento?

Estamos claros que no para todos es el mismo panorama, pero hoy solo queremos hacer referencia a nuestra empresa, agradecer sinceramente a nuestro equipo por tomarse tan en serio su cuidado y el cuidado de PRP, a nuestros clientes por seguir creyendo que la comunicación es parte esencial del desarrollo de sus negocios y a todos los periodistas, influenciadores, proveedores, amigos y familia por apoyarnos a seguir siendo una empresa que genere valor.

Y ahora sí… que resuenen las campanas y cantemos…