Por Paola De la Barreda

Ya han pasado algunas semanas desde el asesinato de George Floyd, pero aún continúan las manifestaciones alrededor del mundo para protestar ante este terrible suceso. Nos parece muy relevante el tema, primero porque hablar sobre discriminación será necesario mientras no logremos cambiar como sociedad.

Segundo, consideramos relevante arrojar luz a lo grave que puede ser equivocarse en la comunicación en una crisis de esta magnitud, siendo jefe de estado.

 

Lo sucedido en el caso de Floyd es indignante y bastaría ese hecho aislado para generar cualquier nivel de manifestaciones públicas en contra. Sin embargo, ¿qué hizo que fuera la gota que derramara el vaso, cuando se han dado muchos casos similares? Por una parte, ya era hora de que el vaso saturado se viera rebasado. Además, ahora estos sucesos se graban y son vistos por miles en pocos minutos. Pero también, porque la forma de actuar y comunicar de Trump, no fue en lo absoluto asertiva o empática.

Se entiende que ante disturbios con tintes violentos debía calmar la situación. Pero haber publicado en Twitter que iba a mandar al ejército a disparar contra los manifestantes, fue responder con violencia a una situación que requería la generación de paz con empatía, no con amenazas. Después de ese error, manda a la policía a dispersar con gases lacrimógenos a los protestantes que se manifestaban de manera pacífica frente a la Casa Blanca, para poder caminar hacia la iglesia de enfrente para una oportunidad fotográfica, sosteniendo una biblia.

Ese ardid publicitario llevado a cabo con la intención de mostrarse como un líder en control y con poder, quizá le haya servido con algunos de sus ya simpatizantes, pero fue un grave error por el que ha sido justificado y ampliamente reprochado. Primero, logró atizar la furia de una sociedad muy lastimada por una larga historia de horrendo racismo, actuando como un balde de gasolina arrojado al fuego que ya había prendido en la población indignada. Por otro lado, ha sido tan criticado por esta acción, con la que comunicó más de mil palabras (o tuits), que ojalá sea de los actos que le cuesten la elección.

Después de las numerosas manifestaciones por George Floyd, no sorprende que los mexicanos hayamos reaccionado levantando la voz para pedir justicia por Giovanni López, con lo sucedido en Jalisco. La discriminación en todas sus formas y en todos los países (no solo pasa en EU, aquí también se da todos los días) debe dejar de existir ya, y el abuso de la fuerza policial y las autoridades también. Vivimos una situación inusitada por la pandemia, así como casos extremos y dramáticos de violencia, discriminación e injusticias. ¿Qué necesita pasar para que logremos una mayor conciencia y seamos una sociedad que viva con equidad y respeto?