Por Alba Vela

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha estado plagado de polémica desde el primer día y sus características conferencias de prensa no son la excepción. Como asesores en materia de comunicación, cómo calificaríamos este formato repetido día tras día: ¿adecuado?,¿fútil?, ¿arbitrario? …

Parece ser que los objetivos centrales de las llamadas «mañaneras» estén justificados; desde que informan a la población de manera directa, atraen la opinión pública a los temas relevantes de Presidencia y aclaran de primera mano dichos, datos o malos entendidos. Es innegable también que estos encuentros sistemáticos  se han convertido en una excelente plataforma para «ahorrar» parte del dinero que solía asignarse a cobertura editorial pagada, publicidad oficial y hasta canales de comunicación propios del Estado, pues la atención de los medios se enfoca a diario en el Presidente de forma unidireccional.

Sin embargo, desde el punto de vista operativo, hay varios elementos clave que debemos tener en consideración cada vez que organizamos una conferencia de prensa, y que la oficina de comunicación de la Presidencia tampoco debería obviar.

  1. Tener claridad en qué se va a comunicar: Cualquier llamado a medios tiene como aspecto esencial saber con todo rigor qué se va a decir y, en concordancia, no desviar el tema central, porque la audiencia puede confundirse. De forma lateral, se recomienda no improvisar y transmitir la información con agilidad, oportunidad y sin ser reiterativos.
  2. No convertir una conferencia de prensa en algo distinto a su razón de ser: En ocasiones, las ruedas de prensa pueden salirse de control si no somos cautos en comunicar con asertividad. En un evento de este tipo, la voz cantante debe estar dada por el vocero y su habilidad para colocar los mensajes, tanto a lo largo de su presentación como en las preguntas, solicitudes o sugerencias que reciba de los asistentes.
  3. Cuidar los tiempos: No podemos alargarnos demasiado porque perdemos la atención de la audiencia, no sólo en eventos con medios sino en cualquier foro público. Idealmente desde que convocamos  a los periodistas, dar a  conocer la duración del evento y respetarla es un aspecto clave para generar buena voluntad frente a los asistentes.
  4. Vigilar las acreditaciones: Si no controlamos el acceso de la prensa a nuestro evento, corremos el riesgo de que se nos salga de las manos. Detractores, paleros, oportunistas y hasta curiosos pueden acercarse y con ello arrastrar preguntas o comentarios fuera de lugar, que no abonan al interés  común de lo que se quiere saber y de lo que pretendemos comunicar.

Las mañaneras pueden ser percibidas como una medida estratégica para tener una comunicación directa con los medios y las audiencias o como una herramienta de control para marcar la agenda política del país, pero lo que es innegable es que es un formato innovador que fortalece la figura presidencial.