Por Paola de la Barrera, Socia Directora

@paolaweb

Hace algunos días PRP cumplió 18 años y, al igual que sucedió ahora que celebré mis 50, por cierto el mismo mes del aniversario de la agencia, de pronto sentí lo rápido que ha pasado el tiempo.

Parece que fue ayer cuando Brenda y yo arrancamos este proyecto de vida. Sin embargo, hay muchas cosas que evidencian que esto no sucedió de la noche a la mañana. PRPianos que llegaron sin experiencia y solteros, hoy tienen un increíble liderazgo dentro de la agencia; algunos se casaron y varios ya son padres. Incluso, PRPianos que decidieron cambiar el rumbo y que en PRP aprendieron este quehacer, hoy encabezan áreas de comunicación en grandes corporativos, lo cual nos llena de orgullo.

Y más allá de la gente, que es nuestro mayor activo y motivo de satisfacción, algo muy tangible es el espacio que ocupamos. En el 2000 iniciamos Brenda y yo en una pequeña oficina dentro del despacho de mi papá.

Trabajamos hombro con hombro, tanto en sentido figurado como literal, en lo que hoy es el privado de Brenda. Poco a poco fuimos abarcando más lugares, hasta el 2003, cuando mi padre falleció y ocupamos el medio piso completo. Siete años más tarde abarcábamos el piso entero. A partir del 2018, este espacio nos fue insuficiente –49 profesionales que trabajamos para más de 30 marcas- y nos ampliamos al piso de arriba.

Pero los años y el crecimiento físico no valen si no vienen acompañados de madurez, aprendizajes, cosecha de éxitos

por trabajo bien hecho, errores que nos permiten corregir caminos y ser más asertivos, acumulación de experiencias memorables, clientes que se han vuelto amigos,  colaboradores que son como nuestra familia y socias que se han convertido en hermanas.

¡Bienvenida la mayoría de edad!