Concept of idea and innovation with wool ball

Por Alba Vela, VP de Operaciones

@hoku_alba

La creatividad es ese ente amorfo, extraño, con tentáculos que cada vez a veces es más temido que aceptado. Casi podría decir que nos da miedo lidiar con él… Tanto los clientes, como jefes y colegas nos piden creatividad a gritos, nos motivan repitiéndonos que somos creativos y que por ello, estrategias ganadoras saldrán de manera espontánea de nuestros poros… pero el silogismo no necesariamente se completa.

Imaginemos que la creatividad llega (como resultado de técnicas, trabajo en equipo, ejercicios mentales o a partir de un benchmark que nos encanta y que se adapta perfecto a lo que necesitamos) y la cuidamos, la dosificamos, le ponemos un diagrama de flujo y un time table… pero eso ya no es suficiente. Una gran idea producto de la creatividad no siempre resuelve problemas reales, ni en concepción ni en ejecución. De ahí que tanto o más importante que la idea, sea el objetivo para el cual ha sido concebida. Una forma de descubrir el verdadero porqué de las ideas ganadoras y de reducir el margen de error al máximo en nuestros hallazgos, es utilizar la metodología conocida como Desing Thinking.

El Design Thinking se ha convertido en uno de los modelos más vanguardistas en diferentes terrenos del pensamiento, pues no sólo consolida la posibilidad de procesar la creatividad a partir del diseño para resolver problemas, sino además, ofrece alternativas reales para generar innovación de forma tangible en cualquier campo de la vida.

Como consejeros en comunicación es vital que no únicamente conozcamos, sino participemos en los procesos de resolución de problemas a favor de la evolución de nuestra disciplina y de la forma en que generamos valor de negocio para nuestros clientes.

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