Por Brenda Morales, socia Directora,@Bren_morales_

Muchos son los cambios en la industria de la comunicación con la integración de las plataformas y herramientas digitales, que han modificado radicalmente la manera de trabajar y de informar. Es un hecho que en muy poco tiempo, los medios tradicionales como la televisión, la radio o la prensa han perdido relevancia para dar paso a una comunicación móvil con la personalización de contenidos (one to one y on demand).

De ahí que el papel de las agencias también se esté modificando a pasos agigantados. Ya no basta con tener el expertise en una determinada disciplina si no se integra a un nuevo modelo de comunicación asertiva adaptado a las nuevas reglas del juego.

La inmediatez de la comunicación, la existencia de los influenciadores sociales, la posibilidad de obtener una compra con un sólo click o el riesgo de ver afectada la reputación de una marca en redes sociales, son sólo algunos de los factores que retan a las empresas a conectar de una manera diferente con sus audiencias.

Un cambio en el nombre es sutil pero no modifica las expectativas que hoy tienen los clientes, empresas o marcas de lo que esperan recibir de una consultora de comunicación versus una tradicional agencia de comunicación, donde el valor del pensamiento estratégico de la consultora abona a la resolución de desafíos de posicionamiento, diferenciación, transformación, blindaje y, por tanto, a la permanencia en un mundo de negocios cada vez más cambiante y dinámico.

Transnacionales, locales, boutiques, pequeñas, medianas o grandes… las empresas de comunicación que sobrevivirán serán aquellas con la capacidad de transformarse, de innovar y de ser flexibles para convertirse en el consultor de cabecera de sus clientes.